La inspección de panéles solares (módulos en la jerga del sector) es una de las áreas de actividad de DXIngeniería. Para ello, usamos cámaras térmicas montadas en drones para recorrer las filas de paneles solares en busca de cambios te temperatura. El fundamento físico simplificado es que cuando un panel solar (o grupo de paneles) se expone al sol y, por tanto, empieza a generar corriente eléctrica, se calienta. Si, además, esta corriente no se evacúa a la red, el panel (o una parte de él) o los paneles afectados, se calientan más que el resto y «brillan» en las termografías.
El uso de cámaras térmicas montadas en drones permite multiplicar la productividad en la inspección de las instalaciones fotovoltáicas. El análisis posterior de las imágenes mediante un software especializado y con la supervisión de termógrafos titulados, indica al equipo técnico la ubicación precisa y naturaleza de los errores presentes en la planta.
En el caso particular de este post, se trataba de una planta de 121MW, operada por Solarig, ubicada en la localidad de Guillena (Sevilla). Para hacerse una idea de las dimensiones de un trabajo así, un panel solar estándar tiene unos 350-400W de potencia pico lo que se traduce en la necesidad de examinar todos y cada uno de los 345.000 paneles que tiene el campo. Un trabajo continuo y metódico con una duración de más de una semana de trabajo.
En total, realizando vuelos de 10-15 minutos, nuestro dron realizó unos 150 vuelos, recorrió más de 300 kms y generó más de 300GB de datos.
Medios materiales
En este trabajo utilizamos nuestro dron DJI Matrice 200 con la cámara térmica y visual dual Zenmuse XT2, con 10 juegos de baterías y una maleta de carga capaz de mantenernos todo el día en el aire. Como siempre, la presencia de un generador eléctrico en campo nos da una flexibilidad total para movernos por el campo (recordemos que, por Ley, un dron no puede volar a más de 500 metros del operador, salvo casos excepcionales).
Medios personales
En trabajos de gran envergadura siempre desplazamos al menos un equipo de dos personas, existiendo un piloto al mando y control del dron y un trabajador de campo que controla las condiciones climáticas, apoya al piloto y garantiza que todos los procedimientos se realicen en orden y sin saltarse pasos.
Cada vez que el dron aterriza, hay que extraer dos tarjetas SD, comprobar los datos, introducir nuevas baterías, apuntar los datos del vuelo, cambiar las tarjetas SD y almacenar y comprobar las fotografías/vídeos para asegurarnos de que no perdemos lo más valioso de nuestro trabajo (los datos).
Peculiaridades
En Guillena, como en otros campos, la apuesta de las renovables por la economía circular y el cuidado del medio ambiente se percibe nada más entrar. Por la planta se mueven libremente rebaños de ovejas. Éstas se alimentan de la hierba del campo a la vez que lo mantienen limpio y obtienen sombra, en las horas centrales del día, de los paneles del campo. Un pastor se encarga de mover los rebaños a otras zonas del campo cuando el alimento comienza a escasear.
Como se puede ver en la imagen, el campo de Guillena era bastante ondulado, lo que requiere un esfuerzo extra de atención, planificación cuidadosa de los vuelos y división del trabajo en mútiples vuelos de 10-15 minutos de duración.
Durante los días que estuvimos volando, las temperaturas alcanzaron los 39º, poniendo a prueba a nuestros trabajadores y nuestros equipos.
Conclusión
Los trabajos de inspección termográfica fotovoltáica con drones requieren de una alta capacidad de medios técnicos y profesionales, así como una experiencia amplia en distintas circustancias. Adecuarse a las situaciones que van surgiendo (acceso a la electricidad para la carga de baterías, problemas con sobrecalentamiento, dificultades de acceso al campo y ubicaciones, etc..), coordinar a los equipos y la logísitca necesaria y alcanzar la excelencia en el manejo de los equipos es un trabajo continuo que afrontamos, día a día, en DXIngeniería.